Si has tenido o tienes dolor durante la menstruación y lo has comentado con tu entorno o con tu ginecóloga/o seguramente habrás oído alguna de estas frases: “Eso es normal”, “No tienes nada”, “La regla a veces es así”. Y a continuación una frase más frecuente todavía: “la única solución es la píldora anticonceptiva, el anillo y/o tomar antiinflamatorios y analgésicos, como Ibuprofeno o Paracetamol, para el dolor”.

Aclaramos una vez más, y no nos cansaremos de repetirlo, el dolor nunca es normal.

El dolor es una llamada de atención de que algo no está funcionando bien, los procesos funcionales del cuerpo no conllevan dolor, por ejemplo, hacer la digestión no duele. El dolor es una señal de alarma, esa es su función.

La menstruación dolorosa se estima que afecta aproximadamente a un 30% de las mujeres en edad reproductiva. El dolor menstrual o dismenorrea no es normal y parte de culpa la tienen el estrés y ansiedad fruto del estilo de vida actual. Cuando es un dolor incapacitante, es decir, que no nos permite hacer nuestra vida con naturalidad porque nos mareamos del dolor, por ejemplo, puede ser síntoma de alguna patología como la endometriosis, adenomiosis, miomas y/o trastornos uterinos, menstruales, endocrinos, o sistémicos relacionados.

Es cierto que la menstruación puede provocar una serie de molestias físicas, ya que cada ciclo menstrual el endometrio, que es la capa que recubre el útero por dentro, se desprende y el cuerpo tiene que trabajar duro para expulsarlo. Para ello produce unas sustancias químicas, llamadas prostaglandinas, que son las que desencadenan las contracciones de la pared muscular del útero e inflaman la zona. Generalmente sentimos esas contracciones como un tipo de calambre en la zona baja del abdomen y a veces, en la espalda.

Pero para el dolor menstrual que va más allá de esos calambres está siendo peor el remedio que la enfermedad. Cuando nos recetan anticonceptivos hormonales tan a la ligera, no se nos está advirtiendo de los efectos secundarios en nuestra salud a corto, medio y largo plazo, y sin tener en nuestra mano toda la información no podemos decidir libremente. La realidad es que apagan nuestro ciclo hormonal y lo convierten en un ciclo artificial con estrógenos y/o progesterona sintéticas que no es la que produce nuestro cuerpo por lo que nos anulan efectos tan beneficiosos de nuestros estrógenos como son las subidas de libido nuestra protección ante la osteoporosis, evitando que se pierda masa ósea.

Con los anticonceptivos hormonales no hay ovulación y la regla es falsa, pasa a ser un “sangrado por deprivación”, es decir, una hemorragia que se debe a la supresión o disminución brusca de la acción de las hormonas ováricas sobre el endometrio provocando su descamación, imita a la menstruación pero no lo es. Estamos cansadas, nuestro cuerpo no es un laboratorio donde experimentar.

Además esta solución nos puede liberar del dolor pero contribuye a silenciar enfermedades y provocar que los diagnósticos se alarguen y que, por lo tanto, los tratamientos lleguen tarde.

Es una cuestión social, la salud de las mujeres sigue sin estar en el horizonte político. Es un problema de sesgo de género, ya que al acudir a la sanidad nuestros síntomas son descartados sin darles importancia y esto produce una demora en el diagnóstico, hay una falta de analgesia adecuada que ante el mismo síntoma o dolor agudo no se nos está recetando la medicación adecuada, y una falta de investigación aplicada. Se nos ignora y se nos trata con paternalismo quitándole importancia a nuestro malestar de manera sistemática, por que como todas sabemos, somos unas histéricas. El interés de la medicina sigue centrado principalmente en la maternidad, no en nuestro bienestar y salud.

La dismenorrea afecta a nuestra calidad de vida y tienen consecuencias directas en nuestra salud, fertilidad y actividad física, laboral, social y sexual.

Afortunadamente existen asociaciones como ENDOMadrid que nació para defender, en la Comunidad de Madrid, los intereses y derechos de todas las personas afectadas y donde se pueden encontrar respuestas.

Fuentes:

  • Sangrado de origen ginecológico. I. Jiménez Ubieto, A. Zornoza, O. Tarrío. 2009.
  • Patogénsis de la osteoporosis: papel de los estrógenos. Oswaldo Rincón-Sierra, Yvonne Díaz-Yamal, Luis Ernesto Pérez-Agudelo. 2007.
  • Hormonas sexuales y hueso. Jesús Alfonso Osuna C. Unidad de Endocrinologia IAHULA; Laboratorio de Andrología. Centro de Microscopia Electr6nica, Escuela de Medicina — Universidad de Los Andes, Merida, Venezuela. 2003.

Escrito el 16 de Junio de 2020


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